El pasado lunes, tras tres días muy intensos de “saberes y sabores”, cerró sus puertas la primera edición de la feria gastronómica GastroAlicante. Mi reflexión semanal es muy clara y concisa: por fin la gastronomía alicantina es profeta en su tierra.
Uno de los méritos principales de GastroAlicante -entre otros muchos- ha sido sin duda el enorme vínculo y la agradable cercanía que ha surgido entre los amantes de la gastronomía con todos nuestros cocineros y profesionales de la hostelería local, además de con los productores, los bodegueros y todos aquellos que han querido compartir con sus convecinos su mejor hacer gastronómico.
Los cocineros y las cocineras de nuestra provincia han podido durante tres días ser auténticos profetas de su trabajo en su tierra. Ver cómo les paraban y les pedían fotos y autógrafos, ver cómo preguntaban mil y una curiosidad gastronómica sin el pudor o la vergüenza que a veces causa la admiración, disfrutar con las caras de felicidad de estos profesionales que notaban el cariño de los suyos, y por supuesto, comprobar la cercanía hecha realidad, ha sido la consecución de uno de los objetivos principales que se planteaba GastroAlicante: acercar, acercar y acercar nuestra gastronomía a todos. Bravo.
Pero entre esos objetivos estaban también el divulgar, dar a conocer y poner en valor la gastronomía alicantina. Y a fe cierta que todos ellos se han cumplido. Poder pasear por GastroAlicante y conocer cocineras y cocineros de Cocentaina, de Almoradí, de Tabarca, de Santa Pola, de Alcoy, de La Nucía o de Pinoso, probar la cocina de nuestros cocineros con estrellas, ver y degustar aceites sublimes de nuestras comarcas, conocer las últimas novedades vitivinícolas de nuestra tierras y de las provincias limítrofes, compartir agradables momentos con aficionados a esto del comer y el beber, probar nuevos destilados, alucinar con la calidad y la variedad de los platos presentados a los concursos de ensaladilla o el de caldo con pelotas además del nivelazo del concurso de alta pastelería, el de la cocina del turrón o el de cócteles con vinos de Alicante o el de gintonics.
Todo ello sí tiene precio y es apostar y volver el año que viene a GastroAlicante. Bravo por ellos, especialmente al enorme trabajo de Lluís Ruiz Soler y Mar Milá de Gastronostrum por haber derrochado horas y esfuerzos en una programación sublime. Ahora ya con ganas de la próxima. Reflexionemos.